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Gregario, de actividad diurna, preferentemente matinal y crepuscular, conforma grupos que varían desde dos a varios cientos de individuos. Sus refugios carecen de elementos de aislación térmica. Al parecer no hiberna, pero emigra a menor altitud cuando el clima se torna inclemente. En estado de alarma emiten silbidos penetrantes que alertan, no sólo a la colonia, sino que a vicuñas y otros roedores. De muy bajo consumo hídrico. Durante el celo el macho emite suaves gritos y chillidos. Audición aguda. No reacciona a ruidos fuertes, pero sí a ruidos suaves y de tonos altos. Buen desarrollo ocular. Cuenta con largas vibrisas que le permiten no golpear las rocas al saltar, incluso en la oscuridad. Alcanza la madurez sexual entre los siete y los doce meses de edad, con un peso corporal de un kilo. Su época reproductiva es la primavera. Nace en estado avanzado de desarrollo (ojos abiertos y aceptando forraje en los primeros días de vida), desempeñando la lactancia un rol secundario. Herbívoro, se alimenta de vegetales duros, coriáceos, ricos en celulosa y de difícil digestión. También suele consumir alfalfa cercana a sus madrigueras.

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